La presencia y participación activa de la mujer en la historia latinoamericana es un hecho innegable, que gracias a la investigación historiográfica va recobrando su importancia y logrando el reconocimiento que merece.
Una de las historias de amor más bellas de Latinoamérica es la de la poeta argentina Corina Parral Durán y el cinco veces electo presidente de Ecuador Dr. José María Velasco Ibarra.
El viernes 25 de enero del 2008 publicamos por primera vez, en la página 18 del periódico impreso, El Mercurio de Chicago, una nota dedicada a Doña Corina Parral Durán, quien nació en Argentina y fue en cuatro ocasiones Primera Dama de Ecuador. Posteriormente le hemos dedicado varios artículos a ella y a su esposo.
En el caso de Doña Corina, el amor le unió a uno de los ensayistas, filósofos y estadistas más notable de la Historia Latinoamericana, el Dr. José María Velasco Ibarra, pero a través de esa relación, su trabajo fue clave promoviendo la asistencia social a la mujer y a la niñez, creando modelos e instaurando leyes y organizaciones para protegerlos.
Corina Parral nació en la ciudad argentina de Bahía Blanca un 25 de enero de 1905. Evocamos su intenso y fructífero trabajo como inspiración de compromiso y lucha por el bienestar de los más necesitados e indefensos y para continuar nuestro trabajo promoviendo los aportes de la mujer latinoamericana a la historia.
POETA Y COMPOSITORA
Corina Parral fue poseedora de una amplia formación cultural: estudió la primaria en el Instituto Francés Jean D"Arc; fue una literata talentosa y escribió varias obras y poemas con el seudónimo "Alma Elios". Sus obras completas fueron editadas por la Casa de la Cultura Ecuatoriana y entre ellas se encuentran: Armonía del silencio (Quito, 1946); Soledad en la Altura (Quito 1946); Estrellas Perdidas (Buenos Aires 1956); La Rosa Blanca (Buenos Aires 1956); Aquí (Buenos Aires 1958); Faro de Eternidad (Quito 1961); Banda Presidencial (Buenos Aires 1963); Historia de la Lágrima, (Buenos Aires 1965) y su último poemario “Más allá del amor” (Buenos Aires 1967) el mismo que autografió y obsequió a mi padre Lic. Arturo Hidalgo, quien visitara a la pareja en Buenos Aires en 1977.
PRODUCCIÓN MUSICAL
Sus estudios de piano en el Conservatorio Williams de su ciudad de origen y estudios superiores de música, le proporcionaron el sustento académico para expresar su elevada sensibilidad artística a través de varias composiciones. Es autora de la letra y música de varias canciones, muchas de las cuales fueron grabadas por el sello discográfico IFESA de Guayaquil, como el pasillo Callecita de Quito; Colores de primavera (samba); Corazón (tonada); El sombrero negro (danzante); La ciudad y el río (pasillo); La maleta (pasillo); No te das cuenta (balada); Sombra azul (pasillo); Vals antiguo (vals); Vidala del olvido (vidala); Yo no sé (albazo); también compuso una fantasía titulada Ilusión, adaptada para orquesta sinfónica por Viktor Bürguer. Le gustaba cantar y tocar el piano.
Entre sus temas favoritos, -como lo atestiguó mi padre-, estaba el conocido pasillo "Esta Pena Mía", poema del laureado poeta argentino Pedro Miguel Obligado y música de Carlos Guerra Paredes, poeta quiteño compositor de la popular canción Esta Guitarra Vieja y conocido de Galo Plaza.
PIONERA EN TRABAJO SOCIAL
La formidable labor humanitaria y social que desplegó Corina Parral de Velasco Ibarra, como Primera Dama de Ecuador, estableció los sistemas de protección para la niñez, las mujeres, los ancianos y desposeídos, fundando la base de las instituciones de beneficencia modernas.
Su trabajo delineó el papel de la esposa del presidente en Ecuador. Gracias a su gran sensibilidad, su marcada intuición e inteligencia, -que la convirtieron en un gran apoyo de su esposo-, pudo ejercer desde la presidencia de la república una extraordinaria labor social de la cual fue pionera.
Sus iniciativas de trabajo social beneficiaron a los sectores más vulnerables de la sociedad. Fue Doña Corina quien inició los programas de protección para los abandonados y los discapacitados física y mentalmente, así como los programas de prevención de la delincuencia y la mendicidad, en los cuales las madres pobres tenían prioridad.
PATRONATO NACIONAL DEL NIÑO
Doña Corina trabajó intensamente para establecer por ley sus proyectos de beneficencia y es así que, durante la tercera presidencia de su esposo, el 29 de septiembre de 1960 bajo Decreto Ejecutivo No 175, logró la aprobación del primer estatuto para la fundación del "Patronato Nacional del Niño del Ecuador" con el lema "Al servicio del Niño", organización de la cual fue presidente.
Durante el quinto y último mandato presidencial del Dr. Velasco Ibarra, en 1969 se concretó el establecimiento de los estatutos y luego la entidad se llamó "Fundación del Niño" para finalmente convertirse en el Instituto Nacional de la Niñez y la Familia (INNFA).
Entre sus proyectos de relevancia está "La Ciudad del Niño", obra ideada por Doña Corina inspirándose en modelos vistos por ella en su natal Argentina. La Ciudad del Niño fue construida gracias a una donación de una parte de la Hacienda "Santo Domingo" en Conocoto, a las afueras de Quito.
Corina Parral de Velasco Ibarra trabajó incansablemente y con total entrega para establecer las instituciones de protección infantil, expresando así la maternidad que en la vida real no pudo disfrutar.
LA POETA Y EL FILÓSOFO
Corina Parral fue una mujer de gran sensibilidad, exquisita preparación artística y alma apasionada. En 1934 conoció a quien sería el amor de su vida, durante una recepción ofrecida por el ministro plenipotenciario del Ecuador en Buenos Aires en homenaje al entonces electo, por primera ocasión, presidente de Ecuador, Dr. José María Velasco Ibarra, a quien los avatares de la vida política condenaron al destierro en varias ocasiones.
EXILIO EN ARGENTINA
Desde el destierro el Dr. Velasco Ibarra ejerció el magisterio y dictó varias cátedras. Argentina, -al igual que Chile y Colombia-, fue una de las naciones que le abrió los brazos. Ahí editó su obra "Conciencia o Barbarie" y llegó a adquirir prestigio internacional ubicándose entre los más importantes ensayistas del continente. Gracias a su prestigio y al nombre internacional que logró como uno de los más espléndidos pensadores latinoamericanos, le fueron ofrecidas varias cátedras en los cursos libres en la Universidad de la Plata, pero una aguda depresión le tenía postrado, casi al borde del suicidio.
“CORINA Y EL MAR ME HAN SALVADO”
El Dr. Velasco enfrentaba la depresión de su primer derrocamiento, en la presidencia que duró solamente un año. Corina, notable virtuosa del piano, fue además inspirada poetisa y compositora. Menor al Dr. Velasco con doce años, con su ternura e inteligencia se convirtió en el soporte anímico del filósofo. La mutua admiración y la relación epistolar que mantuvieron, fueron las bases de un amor que duraría 45 años.
Recuperado de la crisis y luego de visitar el mar del Plata, el Dr. Velasco escribió a su madre: "Corina y el mar me han salvado".
ESCANDALOSO DIVORCIO
Por su condición de ex presidente debió enfrentar la crisis del divorcio de su primera esposa la ecuatoriana Esther Silva, el cual generó un gran escándalo nacional en una época en la que el divorcio no era legalmente admitido en varios países latinoamericanos. Libre de su primera relación, contrajo segundas nupcias con su ninfa inspiradora.
Los datos sobre el matrimonio de Doña Corina con el Dr. Velasco Ibarra oscilan entre 1937 y 1938. Por un lado consta que se casaron el 24 de agosto de 1938 en Buenos Aires, mientras existe la versión de que contrajeron nupcias en 1937 en Montevideo, porque en la Argentina de ese tiempo no se reconocía el divorcio.
INSEPARABLES HASTA LA MUERTE
Desde entonces fueron inseparables. Compartieron el poder, el destierro y la pobreza, la vejez y más allá de la muerte... la gloria. Durante cuatro décadas la vida de Doña Corina se unió no solo a la de su esposo, sino a través de él al Ecuador. El Dr. José María Velasco Ibarra fue cinco veces presidente de la república (1934-1935; 1944-1947; 1952-1956; 1960-1961; y 1968-1972).
Durante la segunda presidencia, los esposos Velasco Ibarra residieron en la casa del doctor Miguel Andrade, ubicada en la esquina de las avenidas Amazonas y Patria, en la capital ecuatoriana. Durante el cuarto y quinto mandato presidencial ocuparon el Palacio de Carondelet en Quito, en uno de cuyos salones estaba el piano de cola que interpretaba Doña Corina para deleitar al estadista y a los amigos.
ÚLTIMOS AÑOS EN ARGENTINA
Durante sus varios exilios políticos el Dr. Velasco Ibarra residió en Argentina, en donde es recordado con respeto y afecto, tal es así que en la línea D del tren subterráneo de Buenos Aires, a unos pasos de la entrada de la estación del famoso y tradicional barrio Belgrano, hay una placa que rinde honor al filósofo y estadista ecuatoriano "Dr. Jorge Velasco Ibarra 1893- 1979" como expresión de la hermandad que con amor fortaleciera esta excepcional pareja entre los dos países. En Buenos Aires radicaron luego de su matrimonio y a él retornaron al finalizar la actividad política del estadista.
Al noreste de la capital argentina, en Belgrano, en el segundo piso del No 2006 de calle Bulnes y Santa Fe, transcurrieron los últimos años de la pareja. Ahí se encuentra una placa que dice: "En esta casa habitaron el ilustre pensador, cinco veces Presidente del Ecuador y su esposa Corina Parral, delicada escritora argentina [...]".
ÚLTIMO VIAJE
Doña Corina falleció el 7 de febrero de 1979 en Buenos Aires, debido a una caída al tomar un autobús en movimiento. Sus restos fueron trasladados a Quito el 15 de febrero de 1979, entonces el Dr. Velasco Ibarra retornó al Ecuador con el cadáver de su amada y al hacerlo declaró en una entrevista: “he regresado para meditar y a morir". Sesenta días después, el 30 de marzo de ese mismo año en la capital ecuatoriana el ex presidente -al decir del pueblo- "murió de amor", sus restos reposan en el Cementerio San Diego junto a los de su amada “Corita”, en donde hasta la actualidad siempre se encuentran flores y sus tumbas son visitadas con gran respeto y cariño.
De manera especial la autora de este artículo investigativo agradece la valiosa y privilegiada información proporcionada por su padre, el Lic. Arturo Hidalgo García, quien compartiera respetuosa amistad con la pareja desde los días en el Palacio de Cardondelet hasta su vista en el humilde hogar de Buenos Aires. En los archivos de familia se conservan las grabaciones del Lic. Hidalgo de su pequeña hija (autora de esta nota) jugando en el piano de Doña Corina en el Palacio de Carondelet, ya que iba a ser su madrina de bautizo, pero la dictadura militar cambió el curso de la historia y Doña Corina con su esposo salieron de Ecuador hacia Argentina.
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