Hoy 17 de abril nos unimos a la celebración del Día Mundial del Malbec, la uva más emblemática de Argentina, que se ha convertido en el paradigma de su vino a nivel internacional.
Originalmente con el Malbec se elaboraban en el sudeste de Francia los vinos denominados “de Cahors” por el nombre de la región, que fueron reconocidos desde tiempos del Imperio Romano. Estos vinos se consolidaron en la Edad Media y terminaron de fortalecerse en la modernidad. La conquista del mercado inglés fue un paso decisivo en la valoración de esta cepa en Inglaterra y en el mundo. A finales del siglo XIX, la plaga de filoxera destruyó la viticultura francesa, por lo que el “Cot” cayó en el olvido dejando, sin embargo, una cultura de apreciación del Malbec ya construida.
El 17 de abril fue seleccionado como el Día Mundial del Malbec debido a su importancia histórica. Por iniciativa de Domingo Justino Sarmiento, el agrónomo francés Michel Aimé Pouget trasplantó las semillas de Francia en el fértil suelo andino de Mendoza.
El 17 de abril de 1853, con el apoyo del Gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial, para fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura en Mendoza, proyecto que fue aprobado como Ley el 6 de septiembre del mismo año, ese fue el inicio del desarrollo de Malbec.
El 17 de abril marca, simbólicamente, el inicio de la transformación de la vitivinicultura argentina y el punto de partida para el desarrollo de esta cepa, emblema de Argentina a nivel mundial.
El Malbec es una hermosa uva azulada que vio su florecimiento en la hermosa y bendecida tierra de Mendoza, provincia al centro oeste de Argentina, la cual, -en una de las altitudes más elevadas del planeta-, produce dos terceras partes de todo el vino argentino.
El Malbec refleja la manera de ser de los argentinos, su carácter, su pasión, su estrecha relación con su terruño, al que cantan con amor en sus poemas y canciones.
Invitamos a todos a llenar sus copas con Malbec y a brindar en honor al vino que ha provocado una revolución en la industria vinícola del mundo y ha sido sin duda, la inspiración de poetas como el mundialmente aclamado Jorge Luis Borges.
SONETO DEL VINO
¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
©2018 All Rights Reserved Ximena Hidalgo-Ayala