Por Ximena Hidalgo Ayala
Historiadora, fundadora y directora ejecutiva del Comité Internacional Galo Plaza Inc. (2006) y de su exclusivo network de empresarios y profesionales XHA Club, dedicado a promover la integración a través de historia, educación y cultura.
El 1o de enero de 1804 marca un hito en la historia de la independencia del continente americano y por ello, recordamos y rendimos homenaje al valor y a las contribuciones de hombres como Francois Toussaint-Lovertur, líder de la primera revolución latinoamericana.
Francois Toussaint-Loverture, líder de la Revolución Haitiana y Padre Fundador de la Patria, es considerado promotor internacional de la manumisión de los esclavos. Sus restos se encuentran desde 1983 en el Museo y Panteon Nacional de Haití.
En un momento en que impera la violencia y los odios raciales e ideológicos, sin restar méritos al trabajo de otros líderes de origen africano en etapas posteriores, es fundamental encontrar en la historia continental, piezas fundamentales de los procesos de reivindicación de la libertad y la abolición de la esclavitud a nivel internacional.
La Revolución Haitiana que estalló en 1791 es reconocida por los historiadores profesionales como la primera revolución latinoamericana, la cual luego de poco más de doce años (1791-1804) culminó con la abolición de la esclavitud en la colonia francesa de Saint-Domingue, localizada en la Isla La Española y la proclamación de la República de Haití, que selló la victoria independentista con la consiguiente expulsión del gobierno colonial francés. Persiste un desconocimiento general de los aportes de este movimiento dentro del contexto continental.
La bandera oficial de Haití incluye en su emblema el gorro frigio, sus raíces ideológicas fundamentadas en el ideario de la Revolución Francesa son innegables, a pesar de que para la época los cuestionamientos sobre la extensión de estos beneficios de libertad e igualdad fueron seriamente cuestionados, a pesar de ser aprobados fueron posteriormente revocados por Napoleón Bonaparte.
MOVIMIENTO ABOLICIONISTA
Nuevas filosofías y corrientes progresistas de pensamiento con sus consecuentes proyectos políticos, impulsados en Europa por la Ilustración, culminaron con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 en la Revolución Francesa, adicionalmente la Revolución Industrial, que lograba mejores réditos económicos al sistema productivo, fueron motivaciones fundamentales para impulsar el movimiento abolicionista de la esclavitud, el cual surge en el siglo XVIII pero que a nivel general se consolida en Latinoamérica durante la etapa independentista y republicana.
En todo el continente americano desde la implantación de diferentes formas de explotación de la mano de obra en las plantaciones, se estimula el secuestro y tráfico de esclavos desde Africa. Las cifras no han podido ser confirmadas pero se considera que durante la época hubo alrededor de 60 millones de esclavos secuestrados de los cuales probablemente 17 millones murieron durante las travesías interoceánicas, del balance restante se estima que 24 millones fueron destinados al continente americano. El porcentaje de la población esclava respalda la no bien documentada aseveración de que ocurrieron cientos de revueltas de esclavos, pero lo que si está confirmado es que la única en lograr la independencia duradera, como parte de un estado independiente, fue la iniciada en 1791 por los esclavos de la isla caribeña, cuna de la actual República de Haití.
CONSECUENCIAS DEVASTADORAS
Las potencias de la época no reconocieron la independencia de Haití inmediatamente y no perdonaron la revolución de los esclavos, por el contrario, impusieron sanciones económicas y no se ayudó al desarrollo de la naciente república. Estados Unidos reconoció la independencia de Haití más de medio siglo después, en 1862, cuando se encontraba ya en la Guerra de Secesión. Desde entonces la situación no ha cambiado estructuralmente para Haití, ya que a pesar del paso del tiempo, es una de las naciones más empobrecidas del planeta, cuya situación se ha agravado por desastres naturales como el gran terremoto que la devastó, ante la mirada casi indiferente de la comunidad internacional.
LÍDER ESCLAVO
Entre 1791 y 1804 e inspirados por los shamanes africanos que poseían respeto y poder de convocatoria entre su gente, inicia una revolución contra el sistema esclavista instaurado en la isla por Francia, de la cual provenía -junto a otras regiones caribeñas- un tercio de los ingresos totales por la producción de caña de azúcar y café, en beneficio de la potencia europea.
A esta revolución se unía Francois Toussaint, nacido un 20 de mayo de 1743, cuyo verdadero nombre era Toussaint de Breda, nombre de la plantación propiedad del conde de Breda, cerca de Le Cap, principal ciudad del norte de la colonia francesa de Saint Domingue en la cual trabajaba. Este humilde esclavo, autodidacta, con una gran reputación como jinete y conocimientos de medicina natural, fue liberado a los treinta y tres años. Posteriormente y gracias a sus destrezas y personalidad se convirtió en líder político y militar de la revolución haitiana, a la cual ingresó como asistente médico.
Toussaint trabajó no solo por la liberación de su terruño, además sentó las bases de la república, se constituyó mentor del movimiento de manumisión de los esclavos en el continente.
El 29 de agosto de 1793 Toussaint se proclamó públicamente líder de los esclavos: “Hermanos y amigos. Soy Toussaint Louverture; quizás el conocimiento de mi nombre haya llegado hasta vosotros. He iniciado la venganza de mi raza. Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Santo Domingo. Trabajo para que existan. Uníos, hermanos y luchad conmigo por la misma causa. Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud.”
Considerado según la documentación de la época como el más moderado de los generales negros, luchó contra diferentes ejércitos y desde diferentes trincheras: contra los españoles, contra los franceses, contra los ingleses. Fue entrenado y ascendió en la carrera militar hasta el grado de General, además de nombrársele posteriormente comandante militar de las tropas haitianas. Rechazó el intento de invasión británica (1798) y organizó la isla como un estado semi-autónomo con una constitución propia (1801), redujo los focos rebeldes y fue proclamado gobernador vitalicio de la isla, aplicando un sistema de producción con base en el trabajo obligatorio que, si bien propició la reactivación económica, provocó el descontento general que culminó en protestas sangrientamente reprimidas.
En 1802 fue apresado por el General Leclerc, cuñado de Napoleón Bonaparte -quien revocó la manumisión de los esclavos- y conducido a Francia para ser encarcelado en una fría región, cerca de Besanson, en donde murió por falta de atención médica el 7 de Abril de 1803. Su sucesor Jean-Jacques Dessalines, organizó un motín en octubre de 1802, enfrentó, venció y expulsó a los franceses en la Batalla de Vertires en 1803 y proclamó la Independencia el 1o de Enero de 1804 restituyendo a esos territorios su nombre aborigen, Haití.
Nuestro homenaje a los hermanos haitianos y a su legado de ser la cuna de la abolición de la esclavitud en el mundo.
Este artículo es generosamente compartido gracias al exclusivo XHA CLUB, Network de prestigiosos y renombrados empresarios y profesionales, dedicado a promover el rescate de la presencia latina en la Historia de Nueva York, trabajo que desde 2006 desarrolla oficialmente el Comité Internacional Galo Plaza Inc., establecido para mantener el legado del líder internacional nacido en la Capital del Mundo, en el 5 West de la calle 8 y Quinta Ave. de Manhattan, el
17 de febrero de 1906.
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