Por Ximena Hidalgo Ayala
Historiadora, Fundadora y Directora Ejecutiva del Comité Internacional Galo Plaza Inc. y su network de profesionales promotores de la Historia Latina en Nueva York, XHA CLUB.
William F. Draper es considerado en el mundo artístico estadounidense como el “Principe del Retrato” y es uno de los pintores más reconocidos de Nueva York, en donde vivió la mayor parte de su vida adulta y donde falleció en octubre del 2003.
A nivel internacional sus famosos retratos de presidentes y personalidades, forman parte de colecciones y museos incluyendo la Universidad Yale y la Universidad Oxford en Inglaterra, pero lo que pocos conocen, es que a este famoso artista,-nacido en Hopedale, Massachussets-, le fascinaba Latinoamérica.
Bill Draper viajó innumerables veces a varios países latinoamericanos, no solo para pintar sus paisajes, además disfrutaba la cultura popular y mantuvo una estrecha relación con Ecuador, del que amaba su música, flora, fauna y gastronomía.
Este vinculo con Ecuador surgió gracias a una entrañable amistad con el coleccionista ecuatoriano Jaime Andrade Vargas, quien fue su asistente y acompañante en varias aventuras por el mundo.
William Draper el “Príncipe del Retrato” nació el 24 de diciembre de 1912 en el seno de una familia inmigrante, la cual llegó a Massachusetts comerciando textiles, de lo cual se deriva su apellido.
Fue considerado un niño prodigio y desde temprana edad se inclinó por las artes. Inició sus estudios formales en música en la Universidad Harvard y posteriormente estudió pintura y escultura con Charles Webster Hawthorne y Henry Hensche en Rhode Island.
Estudió en la Academia Nacional de Diseño de Nueva York y en la Escuela de Arte de Cape Cod, en su natal Massachusetts. Posteriormente estudió en Europa y a su retorno ingresó a la marina de los Estados Unidos, en donde llegó a tener el grado militar de teniente, pero en donde no pudo reprimir su fuerte vocación por la pintura, la cual le sirvió para consagrarse como “artista combatiente” de la Segunda Guerra Mundial.
Durante su prestigiosa carrera pictórica, William Draper realizó incontables exhibiciones en las galerías más prestigiosas de Manhattan, incluyendo Knoedler, la galería más antigua de los Estados Unidos, donde Don Jaime Andrade trabajó durante varias décadas.
ARTISTA COMBATIENTE
William Draper fue capitán de corbeta en la Marina de los Estados Unidos, a la cual ingresó en 1942 como teniente de la Reserva Naval. Fue asignado a la unidad de guerra anti-submarina en Boston y enviado a Alaska, en donde pasó casi medio año en el cual aprovechó para pintar las Islas Aleutianas.
Bill Draper se encontraba en Amchitka durante la invasión japonesa durante la II Guerra Mundial y sus pinturas, realizadas en pleno combate son un documento visual de los ataques, como se vieron desde su trinchera de corto alcance. Draper desarrolló una técnica muy particular y tenía una formidable habilidad para pintar mientras sucedían las acciones, prácticamente “fotografió” con sus cuadros, las escenas de guerra, y muchas de sus obras son parte del Museo Militar en Washington DC.
Entre 1942 y 1945 Bill Draper pintó 69 escenas descriptivas de la guerra, la mayoría de ellas durante actividades de combate, como este cuadro de 1944 al que tituló Inferno, durante el ataque sobre los campos de caña de azúcar en Charou Kanan, Saipan.
Después de la campaña de Bougainville, Draper fue asignado al USS Yorktown y mientras estuvo en el servicio militar pintó los ataques aéreos en Palau, los aterrizajes en Hollandia y los ataques aéreos en la isla de Truk.
Draper pintó las invasiones de Saipan y Guam a bordo del USS Texas. Durante su gira en el Tennessee, el barco fue golpeado tres veces por el fuego enemigo y se vieron obligados a llegar en Guam, -según consta en los archivos militares oficiales del servicio militar de la Marina de este país-, de lo cual hay importante documentación.
Draper fue galardonado con la Estrella de Bronce por sus servicios navales y en 1945 se retiró de la Armada como teniente comandante. Retornó de lleno a lo que amaba: la pintura, para convertirse en un artista muy conocido y cotizado.
La revista de la National Geographic reprodujo 25 de sus cuadros de guerra en cuatro de sus ediciones de 1944 y en 1945 se organizó una exhibición colectiva en la Galería Corcoran en Washington DC, además de una exhibición en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York titulada “La Guerra contra Japón”. En mayo del 2000 Bill Draper fue parte de un documental de la PBS sobre artistas combatientes.
RETRATISTA DE FAMOSOS
A su retorno de su primera participación en la guerra y conociendo sus habilidades pictóricas, le encomendaron retratar al Contralmirante JR Beardall, entonces Superintendente de la Academia Naval de los Estados Unidos y posteriormente se encargó de pintar retratos de varios almirantes y autoridades militares, obras que son actualmente muy cotizadas y que forman parte de importantes museos.
Después de la guerra Bill Draper se convirtió en un retratista de gran éxito en los Estados Unidos y en 1962 pintó el retrato oficial del Presidente John F. Kennedy, el cual se encuentra permanentemente expuesto en la Casa Blanca.
Según el Sr. Jaime Andrade, William Draper conoció a la familia Kennedy con la cual entabló amistad, antes de que John F. Kennedy sea electo presidente y le pintó en numerosas ocasiones, siendo su trabajo de 1962 el retrato oficial de este presidente estadounidense y consagrándose William Draper, como el único artista que le pintó en vida.
Posteriormente retrató al Presidente Richard M. Nixon en 1981 y el cuadro se encuentra en la Galería Nacional en Washington, DC; al Shah de Irán lo retrató en 1967 pero esta obra fue destruida en la revolución. Una copia que guardó Draper existe y fue adquirida para una colección privada.
También retrató a James Michener en 1979, a Henry Kaiser, al Dr. Richard E. Winter y a uno de los filántropos y coleccionista de arte más famosos, Paul Mellon, hijo de uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, el financista y Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Andrew W. Mellon.
Paul Mellon en la develación de su retrato junto a Bill Draper (1972). El cuadro se encuentra en el Centro Yale de Arte Británico en Connecticut, un museo de arte público e instituto de investigación que alberga la mayor colección de arte británico fuera del Reino Unido.
Aquí un retrato de William Appleton Coolidge (1901–1992) pintado por Bill Draper en 1947, que es parte de la colección del Balliol College, fundado en 1263, es la más antigua de las universidades de Oxford en Inglaterra. Y otro retrato no identificado de una dama.
Bill Draper pintó a varias personalidades de Nueva York y del jet set internacional, con quienes estaba relacionado por ser además, sobrino de la princesa Margaret Boncompagni.
Durante sus siete décadas como activo pintor, además de los retratos y las pinturas de combate, William Draper pintó innumerables paisajes de Latinoamérica.
Como relata Don Jaime Andrade, William Draper tenía una personalidad muy agradable, era muy cordial, le encantaba la música, admiraba la naturaleza y le gustaba mucho viajar.
Don Jaime Andrade recuerda que William Draper celebraba cada 24 de diciembre su cumpleaños con grandes fiestas en su residencia de Manhattan, que tenía la fama de ser la residencia con el jardín más grande en el East Side.
Sr. Andrade, ¿cuándo y dónde conoció a William Draper?
-En 1963 yo estaba recién llegado y lo conocí cuando exhibía su obra en la Galería Graham en la Ave. Madison, desde entonces surgió una gran y larga amistad, que solo culminó cuando él falleció a los noventa años. Fui yo quien al visitarle en su casa, se dio cuenta que había fallecido, a pesar de que estaba acompañado de la enfermera y otros empleados.
¿Cómo era su personalidad?
-William Draper era de lo más alegre, muy sensible, compró la casa con el jardín más grande de Nueva York en la calle 83, entre Lexington y Tercera Ave. de Manhattan. Organizaba fiestas para más de 200 personas, en las cuales tocaba el piano en forma profesional, ya que había estudiado con famosos pianistas durante su juventud.
Era una casa grande con una pequeña piscina y le gustaban mucho los animales, los adoraba y les dejaba pasear libremente por su gran jardín, en el cual se encontraban incluso pequeñas serpientes, a las que decía que hay que respetarlas al igual que sus otras mascotas, porque son las verdaderas dueñas del planeta, por lo que les permitía que libremente habiten en su gran jardín.
De los múltiples viajes con de Bill Draper ¿cuáles son los que más recuerda?
-Le encantaba viajar, yo personalmente le acompañe unas doce ocasiones a sus viajes a Latinoamérica, donde visitó varios países, entre ellos Ecuador, Colombia, Perú, toda Centroamérica. Hablaba un poco de castellano porque se educó en España pero hablaba mejor el Francés. En Perú pintó el Machu Picchu, que lo tengo en mi colección.
¿Le gustaba la comida latina?
-Comía de todo. Algunas veces en su casa cocinaba el mismo. Definitivamente era miembro de la alta sociedad neoyorquina y asistía a todos los clubs prestigiosos de Manhattan de los cuales era miembro, pero era tan modesto que se adaptaba a cualquier ambiente y era muy cordial con todos. Comía lo que le ofrecían. Recuerdo claramente que en Ecuador comió con mucho agrado el cuy, que es algo muy autóctono y lo hizo con mucho deleite, en la forma más natural, como si fuera del lugar.
¿Qué recuerda de la visita de William Draper a su tierra natal Ecuador?
-Viajó varias a veces y llegaba a mi hacienda “La Magdalena” en Otavalo, provincia de Imbabura en la serranía ecuatoriana, en donde retrataba casi instantáneamente los paisajes andinos. Amaba la naturaleza y según lo expresó verbalmente, encontró las más hermosas orquídeas en Ecuador, algunas las trajo y las plantó en su jardín.
Es anecdótico, porque de Ecuador trajo a Nueva York un perro al que bautizó con el nombre “Quito”, el cual le obsequiaron unos amigos en Ibarra, quienes no pudieron ocultar la envidia, -a manera jocosa-, ya que dijeron que el perrito tuvo mejor suerte que ellos, porque el Sr. Draper realizó todos los trámites legales para llevarlo a Estados Unidos.
Recuerdo tantas anécdotas con el Sr. Draper, que es difícil escoger una sola. Fui yo quien se percató, en medio del personal médico que le acompañaba, que había fallecido, ya que cuando llegué a la casa estaba sentado en su silla, pero inmóvil. Fue algo muy doloroso, pero quedan hermosos recuerdos y atesoro además una colección de retratos que me hizo a mi y a mi familia, a la cual quería como propia, ayudó a todos mis hermanos, a mi hermano César le dio trabajo como carpintero, para mi fue como un padre, lo extraño mucho.
En vida me obsequió una serie de pinturas latinoamericana que son parte de mi colección privada.
Don Jaime Andrade, conserva muchas obras de Bill Draper, además de una escultura de bronce y otras memorias.
Uno de los varios retratos que Bill Draper pintó a su amigo Jaime Andrade, quien conserva en su colección privada varios cuadros que el artista hizo a varios miembros de su familia, sus padres y su hermano Roland Andrade.
Los cuadros de Bill Draper son parte de galerías y museos de varios estados de la Unión Americana, están en Londres, París y Australia. Bill Draper fue profesor de la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York y en 1999 recibió un premio a la trayectoria de la Sociedad de Retrato de América. Don Jaime Andrade conserva varias invitaciones a las muestras de su amigo y un impreso de una de las últimas fiestas que se realizaron en su honor.
Don Jaime Andrade es miembro del Network de Ximena Hidalgo Ayala
Para saber más sobre Don Jaime, haga click en la foto.
Jaime Andrade Vargas, Art Dealer
Tel. 212 920-5581 Cel. 917 293-9966
Para conocer a los
Miembros del Club de Ximena Hidalgo Ayala
haga click en el logo