Por Ximena Hidalgo Ayala
Historiadora, fundadora y directora ejecutiva del Comité Internacional Galo Plaza y de su exclusivo network de empresarios y profesionales XHA Club, dedicado a promover la integración a través de historia, educación y cultura.
Hay momentos que marcan la historia de los pueblos y uno de ellos lo protagonizó Jesús Fichamba, quien con su emblemática participación en el Festival OTI de la canción iberoamericana en 1985, cantó verdades, rompió barreras y construyó puentes a través de la música y el arte.
Jesús Fichamba nació en la tierra sagrada de la cascada mágica de Pikuchi, cerca a la ciudad de Otavalo y como cuenta la mítica leyenda, los nativos de esa zona llevan la música en su ser, porque viven enamorados de la naturaleza y tanto es su cariño, que le cantan, por eso se transformaron en cascada.
La cascada de Pikuchi o Peguche, es un lugar sagrado desde tiempos pre-incas y pre-hispánicos, es parte de la mitología ecuatoriana, se encuentra en la Provincia de Imbabura, tierra mágica, rodeada de lagunas y volcanes como el colosal Taita Imbabura, el majestuoso Cotacachi y el enigmático Mojanda.
SIMBOLO DE DIGNIDAD
Don Jesús Fichamba es mucho más que un indigena otavaleño representando a su patria en el festival más famoso de la Europa Hispana de los ochentas. Jesús Fichamba es un símbolo de dignidad, porque nunca negó ni renunció a su identidad, siempre fue frontal representante de los kichwa runas, un pueblo que ha logrado mantener con honor sus valores y su identidad.
Jesús Fichamba nació en uno de los puntos sagrados a donde acudían los guerreros kichwas para consagrarse en el mes de los vientos, agosto, en la parte norte, en el valle del territorio Saransi, rodeado de varios lugares sagrados, uno de ellos la cascada de Pikuchi, los lagos Kuikucha e Impakucha.
Jesús Fichamba llegó al festival de la OTI en Sevilla como representante de Ecuador, vistiendo su indumentaria tradicional, con los colores en honor a Manwa y Wamanka, con sus alpargatas y su cabello largo trenzado.
Los indígenas ecuatorianos dicen que el padre Sol y la madre Luna, tienen el cabello largo y por eso sus rayos se extienden con fuerza por todo el universo, esos rayos tienen la misma fuerza de las raíces de los árboles y plantas, por eso el pelo largo de los kichwa runas simboliza la fuerza de los rayos del sol, la luna, las estrellas, los luceros, la fuerza de las raíces de los árboles y las plantas, por ello el pelo largo de los kichwa runas tiene carácter sagrado y es parte esencial de su ser.”
FESTIVAL OTI
El OTI, como se le conocía al Festival Iberoamericano de la Canción instaurado por la Organización de la Televisión Iberoamericana, fue el festival musical más importante de Ios países hispanoparlantes, el cual se realizó anualmente desde 1972 hasta el 2000. Cada año cambiaba la sede del OTI, que en 1985 se realizó en el Teatro Lope de Vega, en Sevilla, España.
Hasta allá, donde en la época colonial se encontraba el tribunal más alto de justicia y donde se encuentran los archivos más importantes de esa etapa de nuestra historia, llegó Jesús Fichamba, con un mensaje muy importante en forma de canción.
Jesús Fichamba, quien nació en el mágico pueblo de Peguche, a las afueras de la ciudad de Otavalo, uno de los centros textiles más importantes de la Hispanoamérica colonial, hasta antes de lograr la representación de Ecuador en el Festival OTI, era casi desconocido en el mundo musical, pero posteriormente se convirtió en un muy cotizado artista, porque se reconoció su elevado profesionalismo, su potente y clara voz, su honestidad y lealtad.
La Pinta, la Niña y la Santa María, fue la canción escrita en preparación de los 500 años de la llegada de Colón a América, según su compositor, Luis Padilla, debía ser cantada por un indígena ecuatoriano.
El equipo que viajó a Sevilla desde Ecuador estuvo conformado por Don Jesús Fichamba, representante de Ecuador al 14o Festival OTI, su manager Pablo Salame, del compositor, arreglista y director de orquesta Gustavo Pacheco y de Luis Padilla, compositor de la letra y música de La Pinta, la Niña y la Santa María.
SENTIMENTALISMO VS. JUSTICIA
En el festival estuvo presente el alcalde de Sevilla Manuel del Valle Arévalo y entre la nobleza musical española tres de sus cantoras más conocidas: Paloma San Basilio, -que fue conductora de ese festival-, Lola Flores que fue uno de sus jurados y Rocío Jurado que cerró con un show la presentaciones de los veintiún participantes del festival, además de toreros y reinas de belleza.
Jesús Fichamba les cantó a todos ellos “Soñé que en el alma del indio habían cadenas, de tantos que fuimos tan solo unos pocos quedamos”, mientras vestido con un elegante frac blanco, el compositor de raíces afro-ecuatorianas Gustavo Pacheco dirigía la orquesta. Con gracia, elegancia, dignidad y delicadeza, Jesús Fichamba denunció el genocidio de los pueblos aborígenes de América.
Mientras toda hispanoamericana miraba la televisión, Jesús Fichamba rompió esa cortina de incomodidad ante la aproximación del llamado Descubrimiento de América, para con un ritmo contagioso y versos pegajosos, construir un puente entre culturas, naciones y continentes.
Finalmente, como esa edición, -la décimo cuarta del Festival OTI-, se realizó dos días después del gran terremoto de México, el jurado, compuesto por cantores que necesitan grandes mercados donde vender su música, concedieron el primer puesto como demostración de solidaridad ante la tragedia, al pueblo mexicano representado por su cantante y el alcalde de Sevilla personalmente le entregó el trofeo a Jesús Fichamba, como ganador del segundo lugar.
El deterioro en la concesión de los premios, entre otras cosas, provocó que varios países participantes poco a poco abandonaran el festival que en cinco años desapareció.
SIMBOLO DE SOBERANÍA
Jesús Fichamba se convirtió en símbolo de la soberanía de una nación americana, en la que orgullosamente habitan dieciocho nacionalidades indígenas que la enriquecen culturalmente. Ecuador no necesita de trofeos para saber que es una nación grande por su espíritu indomable, su vocación libertaria, su generosidad y apertura, extendiendo sus brazos desde la mitad del mundo hacia el resto del planeta. La riqueza de Ecuador sobrepasa lo material, que se puede robar, usurpar, agredir, saquear, vender, pero un verdadero espíritu de liderazgo se engrandece ante las adversidades y la inmundicia.
A diferencia de la mayoría de países latinoamericanos, Ecuador es una nación que se enorgullece de su esencia multiétnica y Jesús Fichamba transmitió ese mensaje, a una de las mayores audiencias televisivas y radiales de la época, que le escucharon ese 21 de septiembre de 1985. En Ecuador desde hace décadas hay miembros de todos sus grupos étnicos en el sistema de educación superior, los estamentos de gobierno, las artes, etc.
En el programa completo del festival,-que dura casi tres horas-, se presentaron cada uno de los veintiún participantes, Jesús Fichamba en el vigésimo puesto, se presentó no solo con su atuendo diario, además presentó su saludo en castellano, la lengua del festival y de los anfitriones pero además lo hizo en "runa shimi", la lengua de los kichwas runas (Hijos del Sol y de la Luna), lo cual se puede ver en el video respectivo a la1 hora con 54 minutos y treinta y dos segundos del video.
Jesús Fichamba personifica el orgullo de una nación, que no necesita trofeos para saberse grande, porque su grandeza se fundamenta en su milenaria historia y es más orgullosa de ser pionera, porque ha escrito la historia universal, al ser la primera proclamando la independencia hispanoamericana, promoviendo el reconocimiento de la primera escritora hispana al Nobel de Literatura, reconociendo la participación política de sus ciudadanos en el extranjero, reconociendo la capacidad de trabajar, estudiar y votar de sus mujeres. reconociendo la riqueza de su diversidad étnica y cultural.
Don Jesús Fichamba también fue parte de las actividades pioneras de los ecuatorianos en Nueva York, como da testimonio uno de los postres del archivo de mi padre, Lic. Arturo Hidalgo García, quien además de haber nacido en la misma provincia que el Sr. Fichamba, fue su colega y compartió con él escenarios en Nueva York y Ecuador.
Después de dos horas de un infarto y de permanecer hospitalizado durante dos semanas luchando contra el Covid-19, Jesús Fichamba se fue, como dicta la tradición ancestral de los kichwas runas, antes de que salga la luna llena (Pura Mama) y ella, la más grande del año, salió a recibir su alma el lunes 26 de abril del 2021.
Desde este “suyu” al norte de nuestro continente, hago sonar mi bocina en su honor, querido Jesús Fichamba, colega y amigo de mi padre, con quien compartió escenarios en varias ocasiones en esta tierra de Galo Plaza, quien tanto amó a los kichwas runas.
Para ver la emblemática participación de Jesús Fichamba en el 14o Festival OTI haga click en el la imagen.
LA PINTA LA NIÑA Y LA SANTA MARÍA
(Letra y Música de Luis Padilla Guevara)
Soñé a un viejo marinero vendiendo quimeras,
soñé que trazaba la ruta de un ave viajera,
soñé en leyendas de oro de imperios lejanos,
sentí que mi raza indomable no se sometía.
Soñé con la Pinta, la Niña y la Santa María,
soñé a un puñado de hombres surcando los mares,
soñé que Colón ha cruzado Tierra Prometida
sintiendo su vida en un hilo con fé les decía:
Es redonda la ilusión,
es redondo el ancho mar,
otra tierra gigantesca hay más allá
tiene forma de mujer,
tiene senos de volcán
yo lo juro pronto vamos a llegar
Soñé que en el alma del indio habían cadenas,
de tantos que fuimos tan solo unos pocos quedamos
aún yo escucho a Colón convenciendo a la Reina
con la esfera del mundo en sus manos cantando este tema:
Es redonda la ilusión,
es redondo el ancho mar,
otra tierra gigantesca hay más allá
tiene forma de mujer,
tiene senos de volcán
yo lo juro pronto vamos a llegar (bis)
Canción emblema de la identidad pluricultural del pueblo ecuatoriano
y su indómito espíritu libertario, además canción ganadora del 14o Festival de la Canción Iberoamericana OTI 1985 en España.
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